El carné de conducir es para el verano. Eso es lo que parecen anunciar miles de autoescuelas españolas que sacan sus mejores ofertas en este período del año, y es que esta estación tiene numerosas ventajas a la hora de adquirir los conocimientos necesarios para hacerse con el carné de conducir.
Vacaciones
Tradicionalmente, los meses de julio y agosto son para descansar, días en los que podemos dedicar más esfuerzo a hobbies o tareas menos importantes que los estudios y el trabajo. Dado que sacarse el carné de conducir, y especialmente las prácticas de conducción, son uno de los momentos más divertidos en la vida de muchos, lo mejor es poderlos disfrutar sin demasiadas cosas importantes en la cabeza, concentrándonos al máximo en aprender divirtiéndonos.
Con menos presión
La Dirección General de Tráfico deja de realizar las pruebas oficiales en algunas ciudades durante algunos días del periodo veraniego, de modo que aquellos que sientan la presión de los exámenes como algo poco motivador, pueden prepararse a conciencia sin esa presión. Muchos jóvenes que dejaron la autoescuela sin presentarse al examen, reaparecen durante el verano para darse cuenta de que el verano es la época perfecta para formarse. En otras ciudades de España sí que se realizan pruebas durante todo el año.
Algunas autoescuelas ofrecen descuentos
Las autoescuelas de ciudades del interior ofrecen descuentos, ya que parte de la población cambia su domicilio habitual por vacaciones, lo que deja algunos puntos de España prácticamente despoblados.
Existe menos tráfico en la ciudad
Y es que esa despoblación puede servir de aliciente para el conductor novel, ya que con menos coches en circulación se puede adquirir la pericia con mayor seguridad y confianza, comenzando a conducir con un nivel de dificultad algo menor que con la ciudad colapsada, como ocurre en los períodos previos a la Navidad o la Semana Santa.
Además, el aire acondicionado permite observar la ciudad con otros ojos, viendo como los pocos peatones se derriten desde nuestro cómodo asiento.
Se acabó el instituto y toca madurar
El verano es el momento en que muchos jóvenes deciden sacarse el carné de conducir. Es el momento exacto en el que muchos de ellos alcanzan la mayoría de edad y terminan sus estudios de Secundaria y Bachillerato. Toca crecer y qué mejor que demostrar la entrada en la madurez llevando a los amigos en nuestro coche.
Lo interesante de este fenómeno es que se produce de forma colectiva y simultánea en multitud de localidades, lo que favorece que las autoescuelas estén repletas de jóvenes durante este período. Ya que el proceso por el cual se aprende a conducir es a la vez divertido y excitante, las personas con las que se aprende a conducir suelen acabar por entablar amistad. Algunas de estas relaciones llegan a durar toda la vida, por lo que si deseas conocer gente y hacer amigos duraderos durante el período estival, la autoescuela –por increíble que parezca- puede ser un gran lugar.
Ganar un extra de libertad y confianza
A la emoción de conducir se suma el subidón de adrenalina que supone tomar el volante de un coche por primera vez. Son muchos los jóvenes que cuando se suben al auto durante las prácticas experimentan una sensación de confianza y vitalidad. Y es conducir es una experiencia que nos hace sentirnos más libres, capaces y autosuficientes. Incluso durante la primera clase, controlar un vehículo de entre 700 y 1100 kilogramos logra hacernos sentir fuertes y poderosos. Algunos hasta se sienten más altos y guapos, así que si necesitamos un subidón en nuestra ‘auto-estima’, la autoescuela veraniega puede ser el lugar adecuado.
Anímate y pasa un verano sobre ruedas.