El miedo a conducir es una patología psicológica que afecta a cerca del 7 por ciento de la población de nuestro país (se calcula que un millón y medio de españoles la padecen). Clínicamente, esta enfermedad es conocida como amaxofobia y se caracteriza por un pánico atroz al hecho de ponerse al frente del volante. En concreto, las personas que han sido víctimas de un accidente de tráfico o han presenciado un siniestro son más vulnerables a padecer esta enfermedad, que afecta en mayor medida a las mujeres que a los varones.
El perfil del amaxofóbico
Las últimas investigaciones realizadas señalan que las personas afectadas por esta patología –que incluso puede impedir manejar un vehículo-, son mujeres, de entre 30 y 40 años, que han sufrido un siniestro en carretera con consecuencias graves o que han estado durante un largo periodo de tiempo sin coger un coche. También la padecen muchos hombres a partir de los 60 años.
El nerviosismo y la ansiedad que sufren estas personas sólo con el hecho de pensar en conducir y, especialmente, durante el propio trayecto en el automóvil presenta diversos grados: desde el más leve (conductores que se ven asaltados por el miedo a conducir en determinadas condiciones climatológicas adversas), hasta el grado medio (personas que consideran desagradable ponerse al volante e intentan limitar la acción a desplazamientos puntuales), hasta el nivel más extremo (cuando el pánico paraliza al conductor y lo incapacita hasta el punto de no atreverse a tomar el mando del vehículo).
La amaxofobia afecta al doble de mujeres que de hombres, y son muchas las personas que la viven en silencio. Los enfermos tienden a evitar los desplazamientos en coche y, cuando los hacen, tratan de ir acompañados por alguien, evitando las zonas neurálgicas con mucho tráfico y las autopistas y autovías. Prefieren los desplazamientos matutinos y vespertinos a los nocturnos.
En este sentido, hay que destacar que, aunque la amaxofobia como tal afecta a un millón y medio de españoles, más de ocho millones de conductores de nuestro país revela que sienten miedo cuando se enfrentan a la carretera en circunstancias adversas, como puede ser conducir de noche sin mucha visibilidad o bajo una tormenta.
Esta patología incluso afecta a expertos conductores y sus síntomas incluyen desde ansiedad y ataques de pánico hasta sudoración, ritmo cardíaco acelerado, mareos, dolor de cabeza, tirones musculares, irritabilidad o sensibilidad extrema, entre otros síntomas.
La cura está en tu mano
Llegados a este punto hay que poner de manifiesto que la amaxofobia se cura. Existen diversos tipos de terapias y tratamientos, pero la más efectiva suele ser una terapia que combine la intervención de un psicólogo y un curso de reaprendizaje en la autoescuela que elimine el miedo a conducir y refuerce la confianza.
Lo cierto es que hay que ser constante, tanto en la consulta del psicólogo como en las clases prácticas de la autoescuela (algunos expertos recomiendan un mínimo de 30 sesiones). Gracias a la ayuda profesional, entre un 90 y un 95 por ciento de personas que padecen miedo a conducir consiguen superar el problema e integrar la movilidad a motor en su día a día.
La amaxofobia puede aparecer tras años de tener el carné de conducir debido a diversos factores, aunque también hay personas que la sufren nada más salir de la autoescuela y enfrentarse a la carretera sin nadie a su lado. Tanto para un caso como para otro, volver a recibir nociones prácticas de conducción, con un profesor cercano y experto, es una de las mejores terapias para recuperar la confianza perdida.