¿Presenta el transporte por carretera mayor carga fiscal que el aéreo o el marítimo? ¿Existe una relación entre los impuestos elevados y la destrucción de empleo en este sector?
En la Unión Europea, el 80 por ciento de las mercancías que se transportan lo hacen por carretera, lo que encumbra a este sector como uno de los más potentes de las economías de los distintos países miembro. De hecho, da empleo a más de seis millones de europeos. Con todo, el transporte en carretera y más específicamente el de mercancías presenta unas tasas impositivas realmente elevadas.
En el caso de España, el sector aportando a las arcas del Estado un total de 22.600 millones de euros anuales en cargas impositivas, es decir, a través del pago de peajes, tasas e impuestos directos e indirectos.
La mayor presión impositiva a la que se ve sometido el sector de las mercancías, unida a las exenciones fiscales, las bonificaciones y las subvenciones de las que se benefician otros medios y operadores, podría jugar en perjuicio de los profesionales del transporte por carretera y desequilibrar la competencia entre los distintos sectores.
En este sentido, tanto las asociaciones empresariales como los propios profesionales y empresas declaran sufrir cierto desamparo por parte de la Administración pública y denuncian la elevada presión fiscal que padece su sector, no sólo en relación a los impuestos de los carburantes sino también aquellos que gravan la circulación y la matriculación, las tasas correspondientes al tacógrafo digital, los peajes, las autorizaciones y la Inspección Técnica de Vehículos (ITV).
Con respecto al céntimo sanitario, hay que recordar que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea lo declaró ilegal el pasado año, ya que incumplía la Directiva sobre Impuestos Especiales. Sin embargo, hay voces que apuntan que el Estado ha recaudado más de 3.500 millones del sector durante la década en la que se ha estado aplicando este impuesto que, finalmente, ha resultado incumplir la normativa comunitaria en materia de fiscalidad.
Haciendo un estudio de los datos de empleo que ofrece el sector del transporte por carretera en los últimos años, se llega a la conclusión de que existe una tendencia clara hacia la destrucción de puestos de trabajo. Una realidad que, por otra parte, afecta a la mayoría de profesiones en nuestro país debido a la crisis. En el caso del transporte, si en 2005 la carretera daba empleo a más de 350.000 personas, esta cifra se redujo hasta los 231.000 en el año 2012, lo que evidencia la significativa caída del sector en nuestro país.
También es cierto que esta disminución se debe a la disminución del consumo producida por la crisis por la que atraviesa la economía española y que ha golpeado de forma significativa a la clase media. Asimismo, estos datos son producto del aumento de la presión fiscal, un 6 por ciento mayor para el sector completo y un 15 por ciento mayor para el caso del transporte de mercancías por carretera y, es que, la mayor presión fiscal hace menos competitivo el sector y empuja a muchos trabajadores fuera del mercado de trabajo.
Por sectores, la aportación quedaría del siguiente modo: el transporte aéreo contribuye con 2.290 millones, es decir, una suma diez veces inferior a la de la carretera. El transporte marítimo se situaría en tercera posición, con una aportación casi 23,5 veces menor. En este punto hay que recalcar que ambos sectores están exentos del impuesto específico sobre el carburante.
El sector del ferrocarril no sólo no contribuye a las arcas públicas, sino que debido a las subvenciones que recibe la parte de viajeros, es receptor de 231,2 millones de dinero público.
Actualmente, la aportación específica de la carretera es 4,26 veces mayor que lo invertido en ella y la del ferrocarril tiene un ratio negativo de 0,04, mientras que los modos marítimo y aéreo se encuentran cerca del equilibrio entre ambos conceptos.